Muchos de nuestros queridos colegas médicos "dejan la vida", literalmente, en el ejercicio de la profesión. Todos los médicos conocemos algún caso como los que describe Mauro Federico, hijo de nuestro inolvidable colega Vicente, en el diario Crítica, de Buenos Aires. Compartimos con Uds. la nota.
Burn out médico en los hospitales de Buenos Aires
INFORME ESPECIAL:
UNO DE CADA TRES PROFESIONALES PADECEN CUADROS AGUDOS DE ESTRÉS LABORAL
Médicos quemados a un paso del shock
Trastornos de ansiedad, adicciones, altas tasas de suicidio y enfermedades cardíacas graves son algunas de las consecuencias del estrés laboral que padecen los médicos argentinos, según un estudio de especialistas de la UBA y de la Asociación Psicoanalítica Argentina. Un oficio de riesgo.
Mauro Federico
15.03.2008
Fuente: Diario "Crítica", de Buenos Aires
En el límite. El doctor Marcelo Struminger es jefe de la Unidad Coronaria del Hospital Santojanni. Dice que muchos de sus colegas se están convirtiendo en pacientes de su servicio debido al estrés laboral.
Cuidar la salud de la gente se ha convertido en un oficio de riesgo. Héctor Di Salvo es cirujano del Hospital Santojanni. Mientras operaba a un paciente sufrió un ataque cardíaco en pleno quirófano. “Cayó fulminado sobre la camilla quirúrgica, por suerte el anestesista logró reanimarlo y se salvó de milagro”, dice Marcelo Struminger, jefe de la Unidad Coronaria del mismo hospital. “Muchos colegas se han transformado en pacientes de mi servicio porque tienen severos problemas cardíacos generados por el estrés laboral”, explica.
Las dolencias no son sólo cardíacas.
Diversos estudios señalan que las tasas de suicidio y los casos de cirrosis entre médicos son tres veces más altos que en la población general. Algo similar ocurre con los accidentes de tránsito.Lo certifica la licenciada Graciela Zaldúa, profesora de Epidemiología de la Facultad de Psicología de la UBA y autora del informe “El síndrome del burn-out en el personal de hospitales públicos”.
Burn-out es una expresión en inglés que significa “quemado”. “Así se encuentra por lo menos uno de cada tres profesionales que se desempeñan en servicios de salud de nuestro país”, dice Zaldúa. Su investigación reveló que la presencia de enfermedades vinculadas con el exceso de trabajo y con los sobreesfuerzos que los médicos realizan es alta y preocupante.
“Muchos están quemados y con serias dificultades para llevar adelante sus funciones. Casi todos están afectados, tramitando el pase a otros servicios o con licencia por enfermedad”, cuenta Struminger.
GUARDIAS PELIGROSAS.
Las guardias son una invitación a muchos de los excesos que los propios médicos desaconsejan a sus pacientes: estrés, café y cigarrillos conforman un cóctel nocivo para la salud de cualquier persona. Pero para los profesionales más. Para Ana Lía Kornblit, del Instituto Gino Germani, los más perjudicados son quienes trabajan en estos ámbitos “donde se exponen a entre 12 y 24 horas continuas”.
Abelardo Erausquin es neurocirujano de guardia del Hospital Fiorito desde hace 25 años. Una afección coronaria inesperada lo puso al borde del infarto en marzo de 2006. “Tuvieron que practicarme de urgencia una angioplastia para destapar la arteria”, recuerda. “A partir del episodio me hice un replanteo sobre cómo me tomaba los problemas del hospital y metí un rebaje, bajé un cambio, porque realmente me asusté”.
Los estudios realizados señalaron que el estrés y el desgaste laboral suelen dispararse por dos tópicos bien diferenciados: la relación y contacto con los pacientes, por un lado, y los factores administrativos y organizativos, por el otro. Pero también aparece la impotencia para resolver problemas y las trabas en el trabajo hospitalario como principales causas del estado de angustia. Y la angustia trae consecuencias: “Sólo en mi servicio tuvimos tres casos de infartos en los últimos dos años”, explica Erausquin.
Un estudio realizado en el hospital “Eva Perón”, de San Martín, evaluó la conducta y comportamiento de los profesionales de guardia. Lo más llamativo fueron los tests grafológicos que demostraron distintos grados de irritabilidad, agotamiento, desánimo, vacilación, incertidumbre y aislamiento.
PROFESIÓN PRECARIZADA.
La precarización laboral es también un mal que acarrea problemas de salud. El secretario gremial de la Asociación de Médicos de la República Argentina (AMRA), Federico Paolino, opina: “Hoy ser médico no es fácil, por eso la mayoría nos enfermamos en el ejercicio de la profesión”.
La doctora Silvia Maresca cubre la guardia de los martes en un servicio de emergencias privado de La Matanza. “Atender un paciente en una ambulancia a 100 kilómetros por hora no es algo saludable”, explica.“Sufrimos varios accidentes de tránsito, tuve fractura de la primera vértebra cervical y una hernia de disco por cargar camillas”, revela. Al no estar en relación de dependencia, tiene un ingreso irregular: “Si me enfermo y no vengo, no me pagan. Muchas veces atiendo con 40 grados de fiebre”.
Una encuesta realizada por AMRA entre los médicos de Avellaneda estableció que trabajan un promedio semanal de 64 horas (12,8 horas diarias). Los médicos españoles no superan las 54 horas semanales.
ADICCIONES Y SUICIDIOS.
El alcoholismo y la drogadicción ambién forman parte de la problemática. Para Elsa Wolfberg, titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina, “el burn-out puede derivar en cuadros somáticos y consumo de sustancias”.
Si bien en la Argentina no hay un estudio específico sobre consumo de drogas en nuestros médicos, fuentes hospitalarias consultadas aseguraron que “muchos colegas recurren al alcohol y otras sustancias para mitigar el impacto emocional de situaciones desagradables que les tocan vivir”.
Al doctor Juan Manuel Trimarco la familia de un paciente lo denunció por mala praxis. “El chico hizo una infección intrahospitalaria, pero zafó”, contó el profesional. “Me demandaron y perdí todo: departamento, auto, mi familia”.
El cuadro depresivo lo llevó a las drogas y al intento de suicidio: “No quería vivir, me tomé un blister de antidepresivos, me encontraron mis compañeros en el suelo del consultorio”, recuerda.
PROFESIÓN DE ALTO RIESGO.
La mayoría de los hospitales son ámbitos inseguros para el trabajo. Muchos equipamientos no poseen medidas de protección. El deterioro edilicio, la falta de provisión de vestimenta adecuada y la falta de elementos de trabajo son también un factor de riesgo. “La reducción de la protección social y el aumento de las desigualdades afectan la producción de los actos de salud y, por lo tanto, perjudican a los pacientes”, explica Zaldúa.
Un estudio de la Superintendecia de Riesgos del Trabajo señala que los profesionales de la salud están expuestos aç múltiples situaciones de peligro. Pero el problema no es sólo argentino. Y también afecta a residentes.
Según un estudio del British Medical Journal, los residentes de medicina que están deprimidos son alrededor de seis veces más propensos a cometer errores que los que no lo están. La investigación evaluó a 123 jóvenes pediatras de hospitales infantiles de los Estados Unidos. Los investigadores encontraron que el 20% de los residentes estaba deprimido y que el 74% sufría de desgaste profesional.
Durante el periodo del estudio, los residentes cometieron un total de 45 errores en la medicación y los que estaban deprimidos cometieron 6,2 veces más errores en los fármacos que los que no lo estaban. Estos hallazgos sugieren que “la salud mental de los médicos podría desempeñar un papel más significativo en la seguridad de los pacientes que lo que antes se sospechaba”, apuntan los autores del estudio.“En la provincia de Buenos Aires, el sistema público de salud se sostiene en los residentes, que trabajan muchas horas y tienen sueldos por debajo de los niveles de pobreza”, afirma Jorge Yabkowski, presidente de CICOP, que nuclea a los profesionales hospitalarios bonaerenses.“Un residente es alguien que está concluyendo su capacitación a la vez de prestar un servicio público, aunque acá se les exige tanto que muchos de ellos terminan quemados”, aseguró el dirigente.
El combo, como se ve, es vertiginoso. Y puede ser fatal.
Residentes demandados por mala praxis
El 13% de los residentes médicos bonaerenses es demandado por mala praxis, según un estudio del Colegio de Médicos de la Provincia de Buenos Aires. El relevamiento fue realizado en el servicio de cirugía del hospital San Martín, de La Plata, donde se comprobó, además, que “un alto porcentaje tuvo hemorragias digestivas, problemas de estrés crónico, estado de alteración emocional y despersonalización”, dijo Mario Puente, vicepresidente de la entidad colegiada bonaerense.
Blanco frecuente de demandas por mala praxis –en ocasiones millonarias–, no son pocos los médicos que aseguran sentirse amenazados por una industria del juicio, encarnada en la figura de abogados que persiguen cifras de varios ceros. Afirman que las normas existentes alientan la posibilidad de realizar reclamos “desmedidos” y exigen cambios de fondo para poner freno a una situación que estaría provocando serios perjuicios sobre el sistema sanitario.
“Los médicos más jóvenes, que están terminando su formación en un hospital público, viven bajo un acecho constante y eso les provoca un deterioro de su salud. La presión y el miedo de cometer errores se ven potenciados por este contexto de amenaza latente”, agregó Puente.
Las estadísticas presentadas en el Congreso Argentino de Salud de 2007 indican que más de 27 mil médicos –es decir, casi el 20 por ciento de los matriculados en el país– enfrentan o enfrentaron a lo largo de su carrera alguna demanda que les imputaba haber incurrido en situaciones de mala praxis.
Las especialidades médicas más expuestas a las demandas judiciales por mala praxis son la obstetricia, la cirugía y la traumatología. El porcentaje restante se distribuye en índices más acotados entre las demás ramas de la profesión.
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