No es nuevo que lo médicos denunciemos las deplorables condiciones que soportan nuestros ciudadanos y en mayor medida los niños. Demostrando que esas denuncias son ciertas los medios comienzan a revelar esta triste verdad. Adjuntamos la nota publicada hoy por el Diario Crítica de Buenos Aires y realizada por Mauro Federico, director de la revista "El Médico".
Exclusivo: cómo se adulteran los índices de mortalidad infantil
Un dibujo macabro para la estadístika oficial
Se comprobó que en Tucumán los nacidos con un peso inferior a 500 gramos son anotados como defunciones fetales. Legisladores pidieron informes al Ejecutivo nacional. Y Salud pidió una investigación.
Las estadísticas de mortalidad infantil en la provincia de Tucumán son manipuladas. Los números que marcan que la variable se redujo a la mitad no concuerdan con la realidad. El procedimiento es simple y sólo depende del trazo de una birome: hay cientos de bebés, cuyo peso es inferior a los 500 gramos, que habiendo nacido vivos son registrados como “defunciones fetales” o “egresos por abortos” y por tanto no forman parte de la estadística.
A los efectos del registro estadístico, en la República Argentina, se emplea la siguiente definición de nacido vivo recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS): “Nacido vivo es la expulsión o extracción completa del cuerpo de la madre, independientemente de la duración del embarazo, de un producto de la concepción que, después de dicha separación, respire o dé cualquier otra señal de vida, tal como latidos del corazón, pulsaciones del cordón umbilical o movimientos efectivos de los músculos de contracción voluntaria, tanto si se ha cortado o no el cordón umbilical y esté o no desprendida la placenta. Cada producto de un nacimiento que reúna esas condiciones se considera como un nacido vivo”.
El senador Gerardo Morales presentó un proyecto de comunicación al Poder Ejecutivo y un pedido de informes al Ministerio de Salud sobre los indicadores de la situación social en el período enero 2003 a mayo 2008, en todo el territorio nacional, en especial en Tucumán, Buenos Aires y Jujuy. “Podría existir una manipulación de estadísticas y de indicadores sensibles, como la mortalidad infantil o materna y, ante la falta de respuestas de los gobiernos provinciales, he solicitado al Poder Ejecutivo esclarezca la situación. Se estarían violando normas internacionales establecidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Organización Panamericana de la Salud (OPS).”
“MILAGRO TUCUMANO.”
Tucumán es la provincia que mejor indicador de mortalidad infantil exhibió en los últimos cuatro años. Según la Dirección de Estadísticas e Información de Salud (DEIS), que depende de la cartera sanitaria nacional, en 2002 murieron 24,3 menores de cinco años por cada 1.000 nacidos vivos, mientras que en el 2006 la cifra se redujo a 13,5.
En agosto de 2007, el entonces ministro Ginés González García elogió el modelo tucumano. “No conozco experiencia más rotunda donde se haya bajado a la mitad los índices de mortalidad infantil en cuatro años”, aseguró el hoy embajador argentino en Chile. Instó a “imitar las metodologías de medición y evaluación estadística” usadas en la provincia. Lo que omitió en su discurso fue el dato que echa sombra a los logros de la gestión sanitaria tucumana: el vertiginoso crecimiento de la mortalidad fetal. Los informes de la DEIS afirman que “en algunas jurisdicciones como Tucumán se observa una disminución de la cantidad de nacidos vivos y, consecuentemente, de las defunciones infantiles con peso al nacer inferior a 1.000 gramos, a la vez que se registra un aumento de las defunciones fetales”.
Los datos relevados indican que en 2006, la tasa de mortalidad fetal de Tucumán triplicó la nacional: alcanzó el 23,6 por mil, mientras que a nivel nacional sólo llegó a 8,7. “Llama la atención que Tucumán registre 158 defunciones fetales con menos de 500 gramos de peso, cuando Santa Fe en el mismo período tuvo 86, Córdoba 20 y Buenos Aires 90”, explicaron fuentes de esa Dirección.
“El método usado es anotar como muertes fetales casos de mortalidad infantil”, explicó la epidemióloga Evelyna Chapman, quien dirigió la comisión encargada de revisar las historias clínicas de los fallecidos menores de un año para registrar los casos y establecer las causas de muerte. A principios de este año la removieron de su cargo por denunciar esos hechos. “Los que ponemos en peligro el discurso oficial basado en el supuesto descenso de la mortalidad infantil, somos desplazados. Mis informes fueron detallados y evidenciaron las enormes diferencias entre la estadística oficial y la realidad”.
Otra de las desplazadas es Ángela Zóttoli, quien fue jefa del Departamento de Series Demográficas de la Dirección de Estadísticas dependiente del Ministerio de Gobierno tucumano hasta el 31 de diciembre de 2007. “Ese día me notificaron que por mi ‘encomiable labor’ me asignaban tareas de bibliotecaria, que no tienen nada que ver con mi capacitación específica”, explicó. Zóttoli no quiso ser cómplice: “No podemos permitir que se ponga en duda el valor que tienen las estadísticas vitales como fuente de información”, afirmó.
Los análisis realizados por Zóttoli le permitieron arribar a la misma conclusión que Chapman. “Notamos que los prematuros de menos de 500 gramos no estaban apareciendo registrados como muertes neonatales sino como mortandad fetal”, sostuvo.
Pero esa no es la única arista que llama la atención a los expertos y genera preocupación en las autoridades nacionales. Según datos de la Dirección de Estadística de Tucumán, en los hospitales públicos se observa una tendencia en aumento de los egresos por aborto en relación a los egresos por parto. Ese incremento fue más marcado a partir de 2003 y alcanzó un pico en 2006 de 16,7%.
“Como la tasa de natalidad bajó, debieron haber descendido las muertes, los abortos y las defunciones fetales, pero no fue así: entre el 2004 y el 2006 la tasa de egreso por abortos, comparada con el total de nacimientos, subió de un 14,2% a un 18,5%. En el mismo período, el número de nacidos vivos de menos de 500 gramos se redujo de 95 a 7”, detalló.
La explicación está en la metodología: en dos planillas de la Maternidad de las Mercedes, correspondientes al 2 de junio de 2008, se lee: “Nacido vivo. Peso 498 gramos. Edad gestacional 22 semanas. Aborto”. “Nacido vivo. Peso 476 gramos. Edad gestacional 20 semanas. Aborto”. Para las especialistas consultadas “si se volvieran a registrar las muertes de neonatos según las normas internacionales y leyes argentinas, la mortalidad infantil tucumana crecería significativamente”.
Un ejemplo: “hasta 2004 se morían 80 bebés prematuros de menos de 500 gramos en toda la provincia. En 2006 las muertes infantiles de niños menores de 500 gramos bajaron a 14. Ese mismo año se registraron oficialmente 360 muertes que representaron un 13,3 por mil. Si le sumamos las 80 muertes fetales y abortos no registrados como defunciones, daría un total de 440 fallecimientos. Por lo que mientras la tasa de mortalidad infantil oficial fue de 13,3 por cada mil, la real debió alcanzar el 16,2 por mil”.
VIVOS Y MUERTOS.
“El problema no está en el sistema estadístico sino en el ámbito donde se genera la información”, explicó la licenciada Elida Marconi, titular de la DEIS. Más del 40% de los nacimientos registrados en Tucumán se producen en un establecimiento: la Maternidad “Nuestra Señora de las Mercedes”, donde nacen unos 10.000 niños por año. Crítica de la Argentina consultó a Rossana Chahla, directora del hospital desde hace seis años.
“Las denuncias me tienen sin cuidado”, respondió. “En la Argentina nadie se banca los éxitos y hemos llevado a cabo una gestión exitosa en la tarea de reducir la mortalidad neonatal”, agregó al tiempo que aseguró: “no tenemos nada que ocultar”. Sin embargo, parte importante del personal hospitalario a su cargo no opina lo mismo. Trabajadores del Área de Identificación, que pidieron resguardo de sus identidades, relataron que “en 2004 los jefes de guardia reunieron a todos los identificadores y comunicaron que a partir de ese momento debíamos registrar como nacido muerto a todo bebé que pesara menos de 500 gramos”. La orden incluyó la indicación de “no practicarle ninguna asistencia médica. Se los deposita sobre una bandeja de instrumental hasta que muere”, explicaron las fuentes. María Margarita Rosa, jefa del Departamento de Estadísticas de la Maternidad lo convalidó: “En varias reuniones de jefatura planteé que a los prematuros de menos de 500 gramos no podemos dejarlos morir tirados sobre un mármol, aunque no sean viables desde el punto de vista médico”, algo que “hoy sigue ocurriendo”.
La jefa de Identificadores de la Maternidad, María Ana Brizuela Quinteros, negó que alguna vez se haya impartido la orden de registrar a los nacidos vivos como muertes fetales. “Identificamos a todos los bebés nacidos vivos y se los registra como tal, independientemente de su peso o edad gestacional”.
¿METODOLOGIA NACIONAL?
“Se ganan o se pierden elecciones según la tasa de mortalidad infantil, por eso es importante que las estadísticas sean creíbles”, explicó el legislador tucumano por la UCR José Cano, quien preside la Comisión de Derechos Humanos. “Cuando asumió su primera gestión como gobernador en 2003, Ricardo Alperovich trajo un equipo de profesionales para conducir el ministerio a cargo de Juan Manzur. Prometieron que iban a hacer un milagro reduciendo la mortalidad infantil a menos de la mitad. Pero no dijeron nada del dibujo estadístico”, afirmó Cano. “Los indicadores mejoraron pero no pueden alterar las definiciones internacionales de lo que es un nacido vivo o una defunción fetal para forzar los números en tiempo récord”, explicó.
Para Elsa Moreno, sanitarista argentina que vive en Tucumán y es consultora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) “Hubo errores graves pero no fueron aislados: en 2004, en una reunión del Consejo Federal que nuclea a los ministros de Salud de las provincias, se sugirió que, al no existir un desarrollo científico que garantice la sobrevida de bebés nacidos con menos de 500 gramos, había que consignarlos como mortandad fetal o nacidos muertos, por eso las estadísticas dejaron de ser confiables”.
El dato lo confirmó Manzur –hoy vicegobernador provincial– quien en una charla mantenida hace cuatro años con el entonces vicepresidente de la Comisión de Salud de la Legislatura tucumana, Alejandro Sangenis, “me aseguró que la indicación había sido impartida en una reunión del Cofesa de la que participó en 2004”, según explicó Sangenis. “Se debió hacer una investigación de esas denuncias pero se prefirió negar la realidad y separar de sus cargos a las personas que alertaban sobre las irregularidades”, opinó Moreno.
Fernando Avellaneda, viceministro de Salud tucumano, explicó que “las cifras oficiales de mortalidad infantil son verosímiles, pues tienen coherencia epidemiológica y se han modificado mediante intervenciones basadas en la evidencia. Puede resultar llamativo que el descenso de la mortalidad infantil se haya logrado en un corto período pero se explica porque las acciones fueron concentradas en la mejoría de la calidad de la atención del recién nacido”.
Acerca de la denuncia por el subregistro de los nacidos con bajo peso, las autoridades sanitarias tucumanas negaron las acusaciones y las atribuyeron a “cuestiones de índole política que no tienen que ver con la salud pública”. En un documento oficial entregado por Avellaneda se afirma que “las cifras reportadas por Tucumán de nacidos vivos en 2006 tienen la misma distribución por categorías de peso que otras provincias, a excepción del número de menores de 500 gramos, pero Tucumán reporta una cifra de nacidos vivos en esa categoría tres veces mayor que la de otras provincias”.
Para 2007 la mortalidad mostrará un nueva reducción, con una tasa de 12,9 por mil.“Quería enterrar a María Paula, pero no me quisieron dar el cuerpito”María Paula nació el 19 de agosto de 2006 en la Maternidad de las Mercedes. Así consta en el carnet de salud del establecimiento. Con una edad gestacional de 20 semanas, pesó apenas 350 gramos. Pero nunca fue registrada como nacida viva. Así lo prueba una indicación sobreimpresa en ese papel provisorio donde se lee claramente “S/certificado (no corresponde por el peso)”, y el testimonio de su mamá, Alejandra Barrionuevo.
Desde su casa en el barrio Marti Coll, a ocho kilómetros de la capital tucumana, Alejandra le contó a Crítica de la Argentina: “En la ecografía que me hice a los cinco meses me enteré de que era una nena y le puse María Paula. La madrugada del 19 rompí bolsa y me llevaron de urgencia a la maternidad. Me llevaron a la sala de partos y me pidieron que empezara a pujar. Yo sabía que mi hijita se podía morir porque a mi embarazo le faltaban muchas semanas, pero quería que viviera, con toda mi alma”, describió emocionada.
“Cuando la sacaron, le pedí a la doctora que me la diera pero me dijeron que no se podía, que había que hacerle unas pruebas. Me dijeron que estaba bien, que no me preocupara”, contó Alejandra. “Al rato vinieron a decirme que la bebita se había muerto, que era muy difícil que sobreviviera tan chiquita.”
Sin embargo, el drama de Alejandra no terminó con la muerte de su hija. “Yo quería enterrarla en el cementerio con mi abuelita, que también se llamaba María, pero no me quisieron dar el cuerpito”, explicó.
Tampoco le dieron certificado de nacimiento –como hubiera correspondido por haber nacido viva– ni de defunción. La jefa de identificadores de la maternidad, María Ana Brizuela Quinteros, aseguró desconocer quién había anotado la indicación en el carnet y facilitó una documentación donde constan anotaciones de los identificadores y una planilla sin membrete donde figura su nacimiento y su fallecimiento. Pero estos papeles –que fueron examinados por los expertos de la DEIS– “no tienen ningún valor legal, son internos de la maternidad y no dejan constancia del registro como nacida viva de la bebé”.
Además, entre las planillas entregadas existen incongruencias de datos sobre el caso: mientras en un papel se inscribe como fecha de fallecimiento el mismo 19 de agosto, en el adjunto consta que falleció cuatro días después. Graciela Ocaña, preocupada Fuentes cercanas a Graciela Ocaña confirmaron que “se sigue con preocupación el caso de Tucumán” y que en las próximas horas se dispondrá una “investigación exhaustiva de las metodologías de registro para determinar las responsabilidades en la alteración de las estadísticas que pudieran haberse realizado durante el período 2003-2007”.
El diputado nacional Eduardo Macaluse fue uno de los primeros que advirtieron en el ámbito nacional las irregularidades en el registro de la mortalidad infantil tucumana y presentó un pedido de informes en diciembre de 2007. “No se encuentra explicación al incremento de nacidos muertos de menos de 500 gramos y variabilidad con otros grupos de peso en 2005 (52%). La relación entre muertes infantiles y fetales se mantiene más o menos estable hasta 2004. No se explica el 39% de exceso en 2005. Tampoco el exceso de egresos por abortos en los años 2004 y 2005”, aseguró.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
ma parece terrible que en el año 2008 todavia no tengamos un sistema de salud como la gente y que no quede otra alternativa que acudir a lugares como el hospital central que es una MUGRE en todos los sentidos de la palabra, yo me pregunto que hacen con la plata del pueblo? y porque les importa tan poco o nada la salud de quienes van a dejarle sus votos cada cuatro años fielmente?gracias y muy buenos los articulos!!
Publicar un comentario